martes, 7 de julio de 2015

¿Cómo le haré?

Le mandé una cartita con Delfina,
y no me contestó;
le mandé otra con Luis el mandadero,
y no la recibió;
le envié un ramo de flores con tía Sixtos,
y mucho se enojó,
y ayer, que le tosí dos o tres veces,
ni siquiera voltió.

Yo quiero que me digan con franqueza
cómo le voy a hacer
con tantos quebraderos de cabeza
causa de esa mujer.

Si paso por enfrente, se me esconde;
si le escribo una carta, no responde;
no se asoma al zaguán ni a la ventana;
a misa siempre va con la mamá;
en la calle siempre anda con su hermana,
y si hay un bailecito, nunca va.

Nunca la veo en una serenata;
tampoco va el domingo a la Estación.
Por eso estoy creyendo que sólo trata
de ponerme en terrible paragón.

Yo no estoy cierto si lo hará deadrede
o por temor a enojo familiar;
si será de deveras que no puede
o lo hará por hacerme repelar.

Mas como el modo no me proporciona
de declararle este amor inmenso,
la verdad..., mejor pienso
poner los ojos en otra persona.

Sirve que así me quito
de andar como el perrito,
para allá y para acá,
muy serio, muy chistoso y muy travieso,
nomás siguiendo el güeso,
mientras toda la gente... ¡Ja, ja, ja!

Y así me dejo ya del quebradero,
y me evito también que la cristina
me ande nomás con hoy y con mañana,
como si fuera un triste limosnero.

Margarito Ledesma

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